No
se quien sea éste “Eddy Whopper”, imagino
un seudónimo de alguien que navega las
Redes Sociales sin deseos de manifestar su real identidad. No voy,
respetuosamente, a poner en tela de juicio ese prurito, pero si alabar su
abordaje sociológico, desde el punto de vista de la salubridad, de ese fenómeno asocial que él llama Macrismo,
calificación que a priori desecho,
por falta de sustancia doctrinaria de esa liviana moda, a la que, en
consonancia con su vulgaridad conceptual y dialéctica, simplemente prefiero
llamar Globertismo.
Ahora
bien, adentrémonos en el interesante texto, que por la modalidad de llegada a
mi conocimiento, por interpósitas personas, y en partes, no puedo garantizar su
integridad sintáctica; pero si su lucidez.
"Creo
que si hubiera un hecho, que confirmara de por sí y para siempre, que el macrismo pueda ser abordado desde el
paradigma salud/enfermedad, ese hecho
es la vuelta de Domingo Cavallo a la escena de las decisiones económicas.
Cavallo, el implementador de las políticas de DESTRUCCION
TOTAL de la economía nacional, el que procuró y posibilitó que de verdad "SE ROBARAN TODO",
está hoy junto a Mauricio Macri, con el beneplácito somnoliento de una mayoría ya
definitivamente intoxicada.
De la minoría
beneficiada por la pauperización de su prójimo, ni se hable: el placer no puede
provenirle sino de su perversión.
Pero aquella mayoría... ¿no aplaude hoy el regreso de quien le provocó LA CRISIS MÁS AGRESIVA Y DEVASTADORA DE TODA SU HISTORIA?
Pero aquella mayoría... ¿no aplaude hoy el regreso de quien le provocó LA CRISIS MÁS AGRESIVA Y DEVASTADORA DE TODA SU HISTORIA?
¿No es, en último
término, indiferente? ¿Y qué otra cosa resulta todo ello que un síntoma de
grave patología, pues lo que se festeja o desdeña es, precisamente, la
afectación del propio PRINCIPIO DE CONSERVACIÓN?
Cuando los peritos
psiquiatras deben discernir si un individuo tiene sus facultades mentales
alteradas, en lo primero que centran su atención es en si su conducta tiende a
resguardar su integridad psicofísica o si, por el contrario, el sujeto dirige
sus acciones a dañarse. a menoscabar su estado de salud. Si el sujeto se
auto-inflige daños, la conclusión es inmediata: está enfermo.
Es, precisamente, lo
que se verifica en el macrista emocional,
que está dispuesto a ser dañado a cambio de lenguaje amigable, legitimación de
oscuridades morales y estética aspiracional.
Argentina, a la vista
de cualquier lectura lúcida, está hoy enferma de macrismo, un fenómeno de sugestión colectiva cuyos afectados, sumidos
en la ignorancia dolosa o en la perversión y saturados de anti-valores, resultan
ser los principales garantes de la continuidad de ese estado mórbido.
Son ellos y sólo
ellos los hacedores patológicos de su propia degradación, los artífices de su
cercana miseria y de la de sus semejantes, los portadores de la vergüenza con
que serán recordados y los titulares repudiables de una culpabilidad
inexcusable, nacida y criada al calor de su histórica pobreza espiritual, que
se materializa hoy en la ilusión “des-virtuosa” y “virósica” de un "cambio" de mil años."
Eddy Whopper
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